divendres, 18 de novembre del 2016

Outsourcing and Strategic Alignment

Every business in the world, has the main objective to earn more money. This primary objective can be achieved in many ways. Furthermore, it must be scheduled. The company should fix an objective for every period of time, which is usually fixed in one year.

The second question is, how can the company win more money along the next years. We need a plan, a DAFO, an HR management... But we also need to know what other objectives the company has to achieve to grow and win more money. Everything is important, but we need to know what are we going to focus on and bring it to concrete numbers. For example:
  • We want to reach 100.000 internet clients
  • We want to open 10 new offices
  • We plan to increase our presence in Social Media: 1M followers in Facebook and 10K in Twitter.
  • Our online channel must bring at least 30% of our incomes.

These concrete numbers will allow us to know if we have reached or not our objectives.

IT department must take on count this list, to power up the company capabilities to reach the strategic objectives. So, IT Department must make his own list. For example
  • We plan to improve our virtual shop ==> This will help to reach the first and fourth objective.
  • We want to change our Data Centre ==> This is not directly aligned with any company's strategic objective. But IT has his own objectives, and changing the Data Centre can be necessary. It will finally help all the company's objectives.

Finally, the reason of this article is to explain how can an outsourcing impact in all those objectives. As bigger is the outsourced service, more important is to take on count the strategic alignment.

An IT outsourcing services company, is a company as well. It needs to earn money to survive, as we do. But this can be done in many ways, as we have seen. We need to be sure that the way that our company wants to earn money, is as much aligned with our strategic plan as possible. Must be aligned with IT strategic plan, and also with company's objectives.

A non-aligned big outsourcing contract is the worst issue that an IT Department can hold. Imagine these situations:
  • While IT is trying to finish the online shop project scope, the services company is negotiating the software ownership.
  • When IT wants to review some old documents, services company wants to be paid for writing them new.
Yes, they seem stupid examples. Seems impossible. But, believe me, this could happen even with the most well-known IT services companies in the world. And this makes the problem even bigger.

A deep knowledge of the outsourcing company and their managers is recommended. Visit their offices, see how their people work, ask other clients, and look straight in their eyes.

You could also take on count some other recommendations:

Outsourcing with confidence
How aligning with the organization's strategy ensures outsourcing success
Two Keys to Successful Strategic Outsourcing: People & Alignment

And finally, don't be afraid to make a ruling. If you have a bad outsourcing, if that IT services company that has been working for you for a long time, is not aligned with your needs, then you must change. This is one of the strongest outsourcing benefits: You can do it. Don't miss the opportunity.


dijous, 1 de setembre del 2016

Fábula - Duchas vs Cajeros

Ante todo, recordad siempre que esto es una fábula. No es real, aunque lo pueda llegar a parecer en algún momento.

Hace muchos años, en la época de crecimiento económico y tecnológico, empezaron a proliferar en el territorio de Comislandia los gimnasios. Los podíamos encontrar en las ciudades e incluso en la mayoría de pueblos había alguno. Además, en Comislandia, las duchas y servicios de los gimnasios estaban abiertas las 24 horas del día, 365 días al año. Siempre contaban con toallas y funcionaban únicamente con un jabón especial de gimnasio que si no se usa debidamente puede blanquear la piel.

En realidad, había cadenas de gimnasios. Las cadenas más conocidas eran las de los gimnasios Azules, los Rojos y los Estrella, pero había muchos más. Contaban con salas de distinto tipo en las que un experto aconsejaba al cliente los mejores ejercicios para su condición. Cada uno de estos servicios tenía un coste, que el cliente pagaba según el uso.

Sin embargo, la ventaja de estas cadenas de gimnasios, era que uno podía entrar a ducharse en cualquier gimnasio que perteneciera a ella, sin ningún tipo de coste. Simplemente enseñando el carnet de cliente de la cadena, era suficiente para poder disfrutar de las duchas a cualquier hora.

Los clientes se acostumbraron pronto a ducharse fuera del horario del gimnasio. Antes de entrar a la oficina, o después de salir a correr, o antes de ir a cenar... Los clientes de las grandes cadenas sabían que siempre podrían encontrar una ducha en los lugares más concurridos, y sin coste alguno.


Para competir con estas grandes cadenas, las más pequeñas se pusieron de acuerdo para que sus clientes pudieran disfrutar de las duchas, creando una alianza. Así, todos los clientes de gimnasios que pertenecían a la alianza 4Chorros, podían disfrutar, sin coste para ellos, de las duchas de cualquier cadena de gimnasios que perteneciera a la alianza 4C.

Dentro de la alianza 4C, había cadenas de gimnasios con muchas más duchas que otras cadenas. Para compensar el coste excesivo que tendrían las cadenas más grandes, se decidió acordar una tasa de trasvase o intercambio de agua. Dentro de la cadena 4C, por cada ducha de un cliente ajeno, el gimnasio cobraría 0,5€.

Así pues, era necesario controlar:
  • Que el cliente perteneciera a una cadena de 4C, para otorgarle el acceso.
  • Que el cliente estuviera al corriente de pago en su gimnasio origen. En otro caso, se le denegaría el acceso
  • Que la tarjeta no fuera falsificada.
  • Registrar cada una de las duchas para posteriormente conciliar con el resto de gimnasios el número de duchas de cada uno y liquidar esa tasa de la que el cliente no sabría nunca nada, porque en principio no se le iba a cobrar
Además, dado el aumento de tráfico en las duchas, había que prever un incremento de consumo de agua, jabón especial, toallas, limpieza, controles de acceso... En fin. Un pequeño lío pero que valía la pena para prestar un mejor servicio y no quedarse atrás.

Este sistema funcionaba razonablemente bien, de manera que pronto apareció otra alianza llamada Serviducha, más grande que la primera. Y dado que lo importante era el servicio al cliente, se acordó que todas las duchas de todas las alianzas podrían se utilizadas por todos los clientes de cualquier gimnasio, siempre con una tasa de trasvase acordada entre cada gimnasio. Se estableció una tasa estándar para el caso de que no se hubiera llegado a un acuerdo bilateral, pero cualquier gimnasio estaba en su derecho de cambiar esa tasa estándar si lo creía oportuno. Al fin y al cabo, eran sus duchas.

Sin embargo, a las cadenas de gimnasios más grandes, no les interesaba que sus clientes se fueran a duchas de otro centro y tener que pagar esa tasa. Ya tenían una inversión realizada en sofisticadas duchas (algunas con hidromasaje, sólo para clientes), las había por todas partes, y no había necesidad de que buscaran duchas de otros gimnasios. Por este motivo, trasladaron a sus clientes la tasa de trasvase. La asociación de usuarios de gimnasios no tardó en pleitear constantemente contra cualquier comisión que se quisiera aplicar a los clientes. Sin embargo, jamás se quejaron de los posibles efectos nocivos del jabón especial sobre la población.
Incluso algunos gimnasios llegaron a cobrar a sus clientes por utilizar sus propias duchas, si lo hacían más de 10 veces en un mes. Pero eran gimnasios más pequeños y nadie se quejó.

Así pues, los gimnasios Estrella, Azul y Rojo, fueron ampliando y mejorando su red de duchas. Los empleados de los gimnasios tenían más trabajo, debido a los usuarios no clientes del gimnasio; pero en el fondo era comprensible y su negocio no resultaba perjudicado.

Un buen día apareció un nuevo concepto de gimnasio. Era el gimnasio desasistido. Contaba con cuatro salas básicas en las que se podía hacer algún ejercicio y prácticamente no tenía personal. Para cualquier consulta, se tenía que telefonear. Además, no tenía duchas. La estrategia del nuevo gimnasio Naranja fue aprovechar la infraestructura de los demás, pagar la tasa de trasvase estándar y ahorrar el coste de las obras de instalación y el mantenimiento de las duchas. Al no tener que realizar esa inversión, el gimnasio Naranja no cobraba a sus clientes, porque podía asumir perfectamente las tasas de trasvase y sus salas no tenían asesores para sus clientes.

Algunos clientes empezaron a cambiar de gimnasio, o quizás mantenían los dos: para los servicios más básicos que no precisan asistencia, iban al gimnasio Naranja, y para los ejercicios más complicados en los que podrían salir perjudicados si no estaban bien asesorados, seguían en el gimnasio habitual.

Pero, cada vez más, los clientes se decantaban por utilizar los servicios del gimnasio Naranja, y las duchas del resto. lo cual perjudicaba a los gimnasios que habían realizado la inversión en duchas.

Qué hubieras hecho tú, si hubieras sido el propietario del gimnasio Rojo? Quitar las duchas? Impedir el acceso a los que no sean clientes y dejarlos tirados en la calle sin ducharse?

Además el personal del gimnasio Azul y del gimnasio Estrella empezaban a estar hartos de la cantidad de duchas ajenas que se tenían que gestionar. A menudo los clientes se quedaban sin toallas o sin jabón especial, porque se habían acabado antes de tiempo. A veces tenían que hacer cola porque otros usuarios habían entrado antes que ellos y los problemas de los usuarios no clientes eran mucho más complejos de gestionar.

Al final el gimnasio Estrella decidió realizar la modificación de la tasa de trasvase: La tasa quedó establecida en dos euros. El gimnasio Azul no tardó en hacer lo mismo. Al no ser la tasa estándar, ahora era el cliente quien la tenía que pagar. Pero el gimnasio origen podía devolverle el dinero, si lo consideraba oportuno.

Lejos de tomar esa solución, el gimnasio Naranja contraatacó en su página web y en los medios de comunicación, acusando a los anteriores de cobrar comisiones a los clientes cuando no es necesario, explicando lo "malos" que son esos gimnasios que cobran a la gente por una ducha y permitiéndose el lujo de hacer estimaciones sobre lo que cuesta instalar y mantener una red de duchas.

Incluso el gobierno llegó a intervenir para regular el cobro de las comisiones, ya que los gimnasios que anteriormente cobraban a sus clientes por utilizar las duchas ajenas, no renunciaron a seguir haciéndolo. La asociación de usuarios de gimnasios dijo que eso era cobrar dos veces por una ducha.

En esas mismas fechas algunos gobiernos de otros países habían decidido limitar el uso del jabón especial de gimnasio, para proteger la piel de sus ciudadanos. El gobierno de Comislandia también había insinuado la desaparición o reducción del jabón especial. Sin embargo, lejos de aprovechar la circunstancia para reducir jabón, el gobierno decidió limitar lo que se podía cobrar por una ducha. Una decisión como cualquier otra. Pero queda claro que el jabón especial, de momento, no va a desaparecer. Úsenlo debidamente...

Fin de la fábula.

A veces, los cajeros y las duchas pueden tener más en común de lo que parece. Seguro que la metáfora tiene lagunas; pero espero que se entienda, aunque no sea real.
Muchas gracias por leerme. agradeceré cualquier comentario.

dijous, 11 d’agost del 2016

Intercambio de operaciones en cajeros

En el artículo anterior, se hacía un repaso sobre los aspectos más básicos a los que hay que prestar atención si tenemos un cajero y queremos que preste el mejor servicio posible. Mencionábamos también que no es lo mismo ir con mi tarjeta a un cajero de mi entidad, que ir a un cajero de otra entidad.

Identificación de tarjeta propia / ajenaUn cajero no puede ofrecer los mismos servicios a un usuario que es cliente de la entidad, que a otro usuario que no lo es. 

Un no cliente podrá hacer un reintegro, una consulta de saldo, y alguna cosa más. Y un cliente podrá hacer lo mismo, y acceder a más o menos servicios, dependiendo de lo avanzada que sea la aplicación de aquel cajero.

Por este motivo, cuando introducimos la tarjeta en un cajero, lo primero que se comprueba es si la tarjeta es propia (de la entidad del cajero) o es ajena (de otra entidad). El cajero es capaz de saberlo de forma sencilla.

En función de la respuesta, el cajero nos ofrecerá la operativa propia, con todos sus servicios, o la operativa ajena, con unos servicios limitados. Hay entidades que prefieren no invertir en los servicios que ofrecen sus cajeros. Estas entidades suelen tener pocos cajeros y ofrecen los mismos servicios más básicos tanto a clientes como a no clientes.

Mi tarjeta en cajero propio

Lo más habitual es que si uno es cliente de un banco, utilice los cajeros que ese banco pone a su disposición, siempre que sea posible. También es lo más habitual que el banco no cobre a sus clientes por las operaciones más habituales (reintegros / ingresos, extractos, etc...), asumiendo el coste que eso supone con el resto de comisiones, cuotas o márgenes comerciales que ya se obtienen del cliente por otros conceptos.
Operativa propia
Por otra parte, la gestión de una operación realizada por un cliente propio, es mucho más simple que la gestión de una operación de un no cliente. El cajero se comunica con el sistema informático del banco y allí se resuelve la operación, de forma similar a lo que sucedería si estuviéramos en la oficina, o conectados a Internet. La conexión es directa y es el propio banco el que autoriza la operación, sin intermediarios.

No siempre es exactamente así. Cada caso tiene sus particularidades. Se trata de una descripción de un caso general.

Mi tarjeta en cajero ajeno

El intercambio de operaciones interbancarias


Cuando introducimos nuestra tarjeta en un cajero que no es de nuestra entidad, iniciamos la operativa ajena del cajero. Normalmente será para realizar un reintegro.

Es evidente que el cajero no nos va a dar el dinero sin validar antes que la tarjeta es auténtica, que no haya sido robada o bloqueada, que tenga saldo suficiente... Y todo ello con las garantías de seguridad que a nosotros mismos nos gusta saber que existen.

La entidad (normalmente un banco) que le ha dado la tarjeta al cliente, se conoce como emisora. La entidad propietaria del cajero, se conoce como "adquirente" de la operación. Entonces, el adquirente deberá preguntarle al emisor de la tarjeta por su situación. Los bancos se comunicarán entre si a través de sus sistemas informáticos. Una posibilidad sería hacerlo de la manera que se muestra en la imagen sobre estas líneas.

Pero para saber si se puede autorizar la operación, el adquirente necesita resolver algunas dudas básicas:
  • ¿Quien es el emisor es la tarjeta? Normalmente será un banco.
  • ¿Cómo me comunico con el banco emisor? ¿Con qué protocolo de comunicaciones? ¿Cómo nos vamos a entender?
  • ¿Qué niveles de seguridad estableceremos en cada caso?
  • Algo interesante a tener en cuenta es ¿Qué comisión le vamos a cobrar entre los dos al cliente?
En definitiva, necesitamos que se establezca un diálogo entre el operador del cajero (adquirente) y el emisor de la tarjeta. Hasta la fecha, ambos son mayoritariamente bancos y a esta comunicación se la conoce como "intercambio" de operaciones.

El problema es que hay muchas entidades que emiten tarjetas. Todos los bancos del mundo lo hacen, y existen además entidades que emiten tarjetas financieras y que no son bancos, Algunas podrán operar en el cajero, y otras no.

Esta situación no es exclusiva de los cajeros automáticos. También los TPVs (Terminal Punto de Venta) de los comercios son propiedad de operadoras detrás de las que también suelen haber bancos. Es decir, es un circuito que no afecta únicamente a los cajeros.

Mantener esta comunicación con todas y cada una de las entidades emisoras, sería inviable. No solamente el banco azul del centro de la imagen tiene que comunicarse con el resto, sino que los demás (los que tengan cajeros propios) también deberán comunicarse entre si, cuando se dé la situación. Si no se adoptara una norma en este tipo de intercambio, al final sería ingobernable.

El Centro Autorizador

Para resolver esta complejidad y asegurar las comunicaciones seguras, es necesario que los bancos se pongan de acuerdo para crear una entidad con suficientes herramientas y criterio para autorizar o denegar operaciones. Se trata del Centro Autorizador.


Esta entidad elabora estándares de comunicación para que todos adquirentes / emisores hablen el mismo idioma. En este caso el protocolo utilizado para la comunicación se llama PRICE (Protocolo Integrado de Conexión de Establecimientos), que se aplica tanto en operaciones de cajeros como en comercios.

El Centro Autorizador no solamente se comunica con los bancos que están adheridos, sino que también resuelve las operaciones enviadas por terceras entidades. Por ejemplo, si sacamos dinero en un cajero de Londres, este Centro Autorizador será quien reciba la operación para resolverla y que podamos sacar dinero del cajero.

En un caso típico:

  • El Centro Autorizador recibe un mensaje del propietario del cajero (adquirente) indicando que una determinada tarjeta está solicitando un reintegro de una determinada cantidad de dinero en unas circunstancias "X" (tarjeta con chip, sin chip, contactless, teléfono móvil, etc...). Esta "X" no es ninguna tontería, ya que cada caso tiene un nivel de seguridad distinto y puede acabar por decidir  si se autoriza o no la operación,
  • El Centro Autorizador identifica quién es el banco emisor de la tarjeta (incluye la gran mayoría las tarjetas financieras del mundo) y le traslada esa petición.
  • El banco emisor responde al Centro Autorizador, básicamente con un si, o con un no. En este último caso se puede especificar el motivo (PIN incorrecto, falta saldo, tarjeta bloqueada, etc...)
  • Finalmente, el Centro Autorizador traslada al adquirente la respuesta del emisor de la tarjeta. Según sea el caso, el cliente recibe el dinero, o recibe un mensaje de denegación.

Todo esto es un caso generalizado. Como siempre, puede haber casos particulares en los que el circuito cambie. Esto pasa, por ejemplo, en el caso de que el Centro Autorizador no se pueda poner en contacto con alguna de las entidades.

En la mayoría de países del mundo hay un solo centro autorizador para todas las entidades gobernadas por su organismo regulador. Actualmente, bajo la supervisión del Banco de España existen dos centros autorizadores:

http://www.redsys.es/

Redsýs, que es una entidad a la que están adheridas las entidades de mayor tamaño bajo la supervisión del Banco de España.


Tiene una mayor cuota de mercado, que se ha visto incrementada después de las fusiones.



CECA, que representa a las antiguas cajas de ahorros, y que actualmente tiene un tamaño menor. Las distintas fusiones de los últimos tiempos han disminuido su intervención como Centro Autorizador en las distintas operaciones de intercambio.




Además, el Centro Autorizador garantiza que las operaciones se ejecuten en unas condiciones de seguridad óptimas. Los protocolos de comunicación, la encriptación del mensaje, o el cifrado del PIN son sólo algunos de los muchos temas que se tienen en cuenta a la hora de establecer comunicaciones seguras y mitigar el riesgo de fraude.

Al final de cada día, las entidades adquirente y emisora elaboran una relación de las operaciones que se han intercambiado para realizar las oportunas compensaciones en cuanto a pagos / cobros. A este proceso se le conoce con el nombre de conciliación.

Aunque sea poco popular decir esto, es evidente que mantener esta infraestructura tiene un coste y alguien lo tiene que pagar. Podemos discutir si sería más eficiente tener uno o dos centros autorizadores. Sin embargo es evidente que detrás de todo esto hay unos equipos técnicos y humanos que no son gratis.

Así pues, cuando decidimos utilizar un cajero automático que no es de nuestra entidad, estamos utilizando una serie de servicios que no necesitaríamos si el cajero fuera de nuestra entidad. Después podemos discutir si esos servicios cuestan más o cuestan menos. Quizás en una próxima publicación...

Muchas gracias por leerme. Agradeceré cualquier comentario.

divendres, 29 de juliol del 2016

Detrás de un cajero



En este artículo pretendo explicar de manera muy simple lo que se esconde detrás de un cajero automático.

El objetivo de este artículo no es justificar ni desacreditar lo que se cobra o deja de cobrar por el uso del cajero. Éste tema va ligado a la política de cada entidad o grupo de entidades.

Sin embargo, para que la maquinita en cuestión funcione y nos dé el dinero que le pedimos, es necesario prestar atención a una serie de cosas.

Qué es un cajero automático

Un cajero automático es una máquina expendedora usada principalmente para extraer dinero. Dependiendo del tipo de cajero y de su propietario, puede funcionar de distintas maneras. Normalmente para que haga algo, necesitamos lo que se conoce como “activador”:
  • Tarjeta
  • Libreta
  • Teléfono móvil
  • “Sticker” o pulseras
  • Otros…
Pero algunas operativas de algunos cajeros pueden también realizar operaciones sin ningún tipo de activador. Por decirlo de un modo simple: voy al cajero, tecleo un código que he obtenido previamente, y saco el dinero sin necesidad de llevar ninguna tarjeta ni libreta.

Básicamente, lo que esperamos de un cajero es que nos dé dinero a cualquier hora y cualquier día del año. Los hay que dan monedas o que solamente dan billetes. Hay algunos que te dan los billetes que decide el cajero y otros que te permiten decidir los billetes que más te interesan entre los que el cajero tiene disponibles.

Por ejemplo, si queremos sacar 100€, es muy posible que el cajero nos dé 2 billetes de 50€. Sin embargo, hay cajeros que te permiten seleccionar cuántos billetes quieres de 50€, cuántos de 20€ y cuántos de 10€, siempre que el cajero los tenga disponibles.

Para qué queremos los cajeros

Los cajeros fueron pensados a finales de los años 60, para eliminar colas en las oficinas. Todo aquello que hace el cajero, ya no lo hace un empleado del banco. Además, están disponibles casi siempre.

En este sentido, no es distinto de lo que pasa con el acceso vía web o con las aplicaciones móviles que hoy en día nos permiten acceder a nuestras cuentas y finanzas. La única diferencia es que los cajeros existen desde que el hombre llegó a la luna, mientras que el acceso vía web y sobre todo las aplicaciones móviles son relativamente recientes.

Efectivamente, su puesta en funcionamiento redujo la carga de trabajo de las oficinas. Hay quien ve en estas máquinas unas autenticas blindadas destructoras de puestos de trabajo en las oficinas. Sin embargo, también crea otros puestos de trabajo tanto en los servicios informáticos del propio banco como en los fabricantes de las máquinas. También mejora el servicio que se le ofrece al cliente, al ser un servicio 24x7. Personalmente no creo que se pueda ver en los cajeros únicamente un ahorro de puestos de trabajo. Creo que fue una evolución positiva del servicio que todavía tiene mucho recorrido.

Seguridad

Dado que lo que contiene esta máquina es (a veces mucho) dinero, es evidente que debe estar sujeta a grandes medidas de seguridad, tanto desde el punto de vista físico (hardware) como desde el punto de vista lógico (software). Sin intención de entrar en detalles, lo podríamos resumir así:
Desde el punto de vista físico:
  • Su diseño debe ser el adecuado para protegerse de posibles ataques.
  • El lugar y el procedimiento de instalación deben cumplir una serie de requisitos.
  • Se debe proteger su entorno con cámaras y diversos tipos de dispositivos para evitar que pueda ser manipulado indebidamente.
Desde el punto de vista lógico:
  • Se deben disponer medidas de seguridad para evitar que se ejecute software no controlado, incluso cuando lo introduce el propio técnico de mantenimiento.
  • El software debe ayudar al hardware a protegerse, en cuanto a la entrada / salida de efectivo se refiere.
  • También debe controlar la autenticidad de las tarjetas o libretas, y prevenir posibles fraudes o intentos de copia.
  • Dependiendo del fabricante del cajero, las características de los diferentes dispositivos pueden variar. La gestión de esta variedad es más compleja de lo que a simple vista puede parecer.
  • Se debe mantener un registro de absolutamente todo lo que le pasa al cajero las 24 horas del día.
  • Todas las operaciones que se graven en el cajero, deben ser cifradas según las distintas normativas vigentes en cada país o internas de cada entidad.

Este tipo de cosas no aparecen de la nada… Alguien las tiene que hacer y tiene un coste.

Gestión del Efectivo

Además queremos que la máquina tenga dinero. No nos sirve ir al cajero y que no tenga billetes para darnos, o que solamente tenga billetes de 50€, cuando yo solamente quiero sacar 20€ o 40€.

Por lo tanto, será necesario que alguien haga una previsión del efectivo que necesitará el cajero. No sirve cualquier previsión. Cada cajero será distinto, dependiendo diversos factores. Los dos más comunes a tener en cuenta son:
  • Su ubicación. No es lo mismo el cajero del aeropuerto que el de un pueblo de 500 habitantes.
  • La fecha y el calendario en general. Posiblemente el día de la fiesta mayor del pueblo necesitemos más efectivo del habitual. Pero tampoco es lo mismo un fin de semana que un lunes o un miércoles. Ni es lo mismo el primer día del mes, que el día cinco, o el día que los pensionistas cobran la paga... 
Todo este tipo de cosas determinan las necesidades que puede tener cada uno de los cajeros. Pero también hay otros factores que pueden influir en el cálculo del efectivo necesario:
  • Algún evento puntual
  • El cierre de otro cajero próximo
  • La inauguración de un supermercado cerca de donde está el cajero
A simple vista podríamos pensar que tampoco es tan importante. Llenamos siempre el cajero hasta el “tope”, y ya está. Pero ¿qué significaría esto en números?
  • Vamos a suponer que tenemos 4.000 cajeros. Hay varias entidades en España que rondan esa cifra o la superan.
  • Imaginemos que ponemos (de media) en cada cajero 5.000€ más de los que sería necesario. Eso corresponde a 50 reintegros de 100€. No es ni mucho menos una gran cantidad para un cajero.
  • Eso supondría tener 20 millones de euros inmovilizados todo el año, para nada. Se trata de un coste inaceptable, incluso para la mayor de las entidades financieras. Es por este motivo que es tan importante afinar bien las previsiones.
Igualmente, necesitaremos un transporte especial para el efectivo, cada vez que sea necesario, con la típica camioneta blindada y su correspondiente personal.

Será necesario realizar una operación en el cajero para extraer los billetes ingresados y cargar de nuevo los dispensadores con los nuevos billetes. Esto se debe realizar varias veces a la semana, aunque depende del cajero y de la entidad propietaria.

Nuevamente, se trata de tareas que ejecutan personas o empresas especializadas. Todos quieren cobrar por su trabajo y, por lo tanto, todo esto tiene un coste.

Atención al Cliente

En los cajeros pasan cosas. Desde alguien que se equivoca tres veces al introducir el PIN, hasta le que se despista por cualquier causa y se deja la tarjeta, el dinero, o ambas cosas.

También puede suceder que el cajero no funcione correctamente. Es una máquina, y se estropea:
  • Caídas del flujo eléctrico.
  • Pérdida temporal (o no) de las comunicaciones.
  • Averías en los dispositivos mecánicos del cajero
    • No devuelve la tarjeta 
    • No devuelve la libreta
    • No entrega el dinero
    • La pantalla táctil no funciona.
Para este tipo de situaciones que pueden afectar al cliente, las entidades disponen de un teléfono de contacto las 24 horas del día. Normalmente los cajeros tienen ese número a la vista y cuando llamamos nos responden profesionales con la debida formación.
  • Atienden la llamada del cliente que, a menudo, está muy enfadado (y el que está al otro lado del teléfono no tiene ninguna culpa).
  • Identifican al cliente y el cajero en el que está. 
  • Disponen de mecanismos para acceder remotamente al cajero y ver qué ha sucedido.
    • Alguien previamente ha desarrollado ese mecanismo de acceso remoto.
    • El profesional no solamente conoce el funcionamiento del cajero, sino que está al día en cuanto a los cambios de dicho funcionamiento se refiere.
    • Todo ello con las debidas medidas de seguridad.
  • En función de lo que haya pasado, dan la mejor solución posible al cliente.
Se trata de otro coste más asociado al servicio que ofrece el cajero. Algo que esperamos no tener que usar nunca, pero que tiene que estar ahí y se tiene que pagar, porque tanto la persona que atiende el teléfono, como la que desarrolla los mecanismos para acceder al cajero remotamente, son profesionales que cobran su nómina por hacer su trabajo, como es lógico.

Servicios del propietario del cajero 

Tanto en Cataluña como en España, la mayoría de los cajeros están hoy en día en manos de entidades financieras. Cuando hablamos de propietarios de cajeros, todos pensamos en BBVA, CaixaBank, Santander, etcétera…

Hay otros países, como el Reino Unido, en los que esto no es exactamente así. Existe el concepto de que el cajero debe estar donde el usuario lo necesita, de manera que se instalan en supermercados (no solamente en grandes superficies), gasolineras, etc…  Y hay empresas que mantienen y gestionan esos cajeros, al margen de las entidades financieras, o en colaboración con ellas. Pero ya no se trata de “un cajero del banco tal o del banco cual”. Es un cajero de una empresa especializada en estas cosas.

En fin... Que dependiendo de quién sea el propietario, el cajero puede hacer cosas diferentes y dar servicios distintos. Lógicamente, dará siempre más servicios a sus propios clientes, de los que tienen todos los datos, que a los que no lo son.

En mi humilde opinión los cajeros de CaixaBank y BBVA están por encima de la operativa del resto de entidades, tanto en hardware como en software. Por lo tanto, si soy cliente de CaixaBank, tendré una cantidad de servicios disponibles en los cajeros de CaixaBank, que otras personas clientes de otras entidades no tendrán en sus cajeros.

Algunos servicios que pueden ofrecer los cajeros pueden ser:
  • Pagar impuestos
  • Pagar multas 
  • Pagar facturas
  • Hacer transferencias 
  • Fraccionar pagos
  • Obtener certificados de residencia 
  • Realizar reintegros solamente con un código y con total seguridad
  • Acceder a subastas 
  • Cambiar el PIN de la tarjeta o de la libreta
  • Comprar entradas 
  • Consultar extractos
Son servicios que se prestan en función del propietario del cajero. En algunos casos, como por ejemplo las transferencias, solamente se pueden ofrecer a clientes propios, mientras que otros servicios, como el pago de multas, se ofrecen sin coste a clientes y no clientes del propietario del cajero. En estos casos el servicio lo suele pagar la entidad a quien se le pagan las multas.


¿Qué pasa cuando con mi tarjeta voy a un cajero propio (de mi banco)?
¿Y si voy a uno ajeno (de otro banco)?

Entraremos en detalles en mi próxima publicación. Vuestros comentarios serán bienvenidos.